Reseña Histórica
“Descubre los hechos más sobresalientes de la historia de Nanacamilpa.”

Introducción


Nanacamilpa de Mariano Arista, un municipio lleno de historia y tradición, se encuentra en el corazón del estado de Tlaxcala. Su origen y evolución están profundamente ligados al desarrollo cultural y social de la región. Con raíces que se remontan a épocas prehispánicas, este pueblo ha sido testigo de transformaciones que abarcan desde la época colonial hasta el México moderno. Conocido por su riqueza natural, destacando el fenómeno de las luciérnagas que ha atraído a visitantes de todo el país, Nanacamilpa también guarda en sus calles, monumentos y leyendas, la memoria de un pasado vibrante que sigue vivo en la identidad de sus habitantes. Este artículo ofrece un recorrido por los momentos clave que han moldeado la historia de este municipio, revelando la importancia de su patrimonio y las huellas que ha dejado en la historia de Tlaxcala.

Historia

ÉPOCA PREHISPÁNICA

La hacienda de Nanacamilpa que da el nombre al municipio fue fundada en 1581, gracias a la merced que la Corona española le otorgó a Juan de Villerías.3 Sin embargo, la historia del municipio, creado en 1858, no comienza con esta fundación, sino varios siglos atrás, pues de las exploraciones realizadas por el INAH en la región de Calpulalpan, se han detectado 18 sitios arqueológicos, cuyos vestigios materiales se remontan cuando menos al año 150 a.n.e.

El Centro de Estudios Municipales de Tlaxcala, afirma que los primeros pobladores del territorio en que esta asentado el municipio fueron los olmecas-xicalancas y que, posteriormente, fue ocupado por los chichimecas (últimos pobladores tlaxcaltecas) . Sin embargo, los trabajos de Angel García Cook y Leonor Merino Carrión, investigadores del INAH, no corroboran la afirmación anterior. Unicamente señalan que tanto el extremo noroeste como el norte central de Tlaxcala, fueron ocupados hacia el año 150 a.n.e., por grupos procedentes del Golfo Central o de “Cantona“. Este último situado en el estado de Puebla.

Comentan ambos investigadores que el total de asentamientos descubiertos hasta ahora, para tales regiones -noroeste y norte central - es de 25, calculando la población de los mismos en 12 350 habitantes. De los 25 asentamientos, 7 corresponden a la región del norte central y 18 a la del extremo noroeste de Tlaxcala, incluyendo en ésta, una fracción del territorio de los llanos de Apan, del estado de Hidalgo.

La cultura material de estos grupos fue diferente a la que prevalecía en los asentamientos del Bloque Tlaxcala, las llanuras de Apizaco y de Huamantla y la Sierra de La Caldera, a la que se ha denominado Cultura Tezoquipan; también difería de la cultura que se estaba desarrollando en el valle poblano-tlaxcalteca, conocido como protocholula.

Los recién llegados traían consigo una cultura propia, pero pronto se incorporaron al desarrollo cultural del Valle de México, recibiendo una fuerte influencia de la ciudad de Teotihuacán, que empezaba a despuntar como centro de poder en el Valle de México, motivo por el cual los arqueólogos la han definido como prototeotihuacana. Aunque es preciso señalar, que tampoco escapó a la influencia de sus vecinos la cultura Tezoquipan.

En la historia prehispánica de Tlaxcala, la fase Tezoquipan, es conocida como el período de mayor apogeo cultural “clásico”, que se anticipó al del Valle de México en arquitectura, cerámica, organización social, régimen teocrático, etc. En buena medida, los trabajadores intelectuales (arquitectos, sacerdotes, maestros, etc.), y manuales (artesanos), contribuyeron con su talento y habilidad a la creación de las ciudades de Teotihuacán y de Cholula. En relación al municipio de Nanacamilpa, los 18 asentamientos prehispánicos del extremo noroeste de Tlaxcala, dos han sido localizados en las inmediaciones de la actual ciudad de Apan, Hidalgo, y un tercero en las laderas del Cerro de San Nicolás, en el actual municipio de Sanctórum de Lázaro Cárdenas. Los 15 restantes corresponden a villas y aldeas menores que dependían de éstos.

De los artefactos líticos como puntas y flechas encontradas por los lugareños, es posible concluir que la meseta de Nanacamilpa durante esta primera ocupación, fue visitada por los pobladores del Cerro de San Nicolás y los asentamientos subordinados al mismo.

Los grupos que ocuparon la región de Calpulalpan y los llanos de Apan, llegan en el momento en que Cuicuilco declina en el Valle de México, como consecuencia de la erupción de volcanes en su parte sur que la cubren de ceniza y, posteriormente, de lava, obligándoles a emigrar hacia el norte del Valle, donde ya empezaba a despuntar la ciudad de Teotihuacán. Por su parte, en Tlaxcala, como ya se ha señalado, está terminando la fase Tezoquipan de mayor esplendor, y sus sacerdotes, arquitectos, lapidarios, escultores, etc., son atraídos por Teotihuacán y Cholula, que aparte de convertirse en centros de poder regional, se transforman en centros ceremoniales y religiosos que ejercen una atracción sobre sus vecinos.

La salida de los trabajadores intelectuales y manuales provoca una ruralización de los asentamientos más antiguos de Tlaxcala, que entra a una fase conocida como Tenanyecac. Durante esta fase, el régimen teocrático se transforma en un régimen militarista, que busca mantener la autonomía de sus ciudades y pueblos frente a la expansión de Teotihuacán y Cholula.

El surgimiento de Teotihuacán como metrópoli hegemónica en la Cuenca de México hacia el año 200 d.n.e., da inicio a un intercambio comercial con las regiones del Golfo Central, el sur y el sureste de México, e incluso con Centroamérica, regiones en las que también ha ocurrido un desarrollo urbanístico excepcional con ciudades como El Tajín , Xochicalco, Mitla, Monte Albán, Cholula y Palo Blanco.

Debido a este intenso comercio, los viejos asentamientos prototeotihuacanos se tornan estratégicos para la metrópoli. Se establecen nuevos asentamientos en las regiones no sólo de Calpulalpan y Tlaxco, sino en una amplia franja del territorio tlaxcalteca, que va de Apizaco a Huamantla, partiendo en dos el territorio de los asentamientos de la fase Tenanyecac.

La presencia de nuevos asentamientos en las regiones señaladas, así como el control de los viejos asentamientos prototeotihuacanos por Teotihuacán, ha sido definido por los arqueólogos del INAH como cultura o fase cultural correspondiente a la esfera teotihuacana.

La fase de la esfera teotihuacana ha sido dividida a su vez en dos subfases: temprana y tardía. La primera, comprende del año 100 al 400 d.n.e., y la segunda abarca del año 400 al 650 d.n.e.

La importancia de la presencia teotihuacana en Tlaxcala, se puede medir por los 145 asentamientos humanos para el período temprano, con una población calculada en 87 455 habitantes, dominando una área aproximada de 2 300 kilómetros cuadrados. De los 145 asentamientos, 12 fueron ciudades, 12 pueblos, 27 villas y 94 aldeas. Para el período tardío, el número de asentamientos, así como sus características, no vario significativamente en relación al período temprano.

Los dos pueblos prototeotihuacanos en las inmediaciones de las ciudades de Apan, Hidalgo, se transforman en ciudades, pero también surgen otras como “Los Cerritos de Calpulalpan”, que se ubican al sureste de la actual ciudad de Calpulalpan, y hacia la parte occidental de la región, se establece la ciudad de Tecoaque, situada al oeste de Calpulalpan. A su vez, Los Cerritos de San Nicolás, que venían de la fase prototeotihuacana, adquieren dimensión citadina.

Con características de pueblo para esta fase se conoce un sitio al sureste de Apan, Hidalgo, otro al sureste de Calpulalpan y dos más en los laderos del Cerro de San Nicolás, en Sanctórum de Lázaro Cárdenas.

La fundación de estas ciudades y pueblos obedeció a la necesidad que tenía la metrópoli de contar con centros de acopio y de distribución de los bienes que intercambiaban con otras regiones. La primera ruta comercial partía de Teotihuacán, seguía por Santa Bárbara en el estado de México, entrando a Tlaxcala por Cuala, seguía por Tecoaque, hasta llegar a Los Cerritos de Calpulalpan, seguía bordeando El Espolón, Tláloc, Iztlaccíhuatl, pasando por la meseta de Nanacamilpa, Españita, etc., hasta llegar a Cholula.

Nanacamilpa se tornó de esta manera en lugar de tránsito del intercambio entre Teotihuacán y Cholula, y probablemente de otras regiones, pues Cholula a su vez, mantenía un estrecho comercio con el Valle de Tehuacan y probablemente con otras poblaciones del sureste.

En opinión de los mismos arqueólogos, la ruta comercial que iba de Teotihuacán a Calpulalpan y que pasaba por Nanacamilpa hasta llegar a Cholula, pierde importancia en la medida en la que el mayor volumen comercial se traslada a otra que, partiendo de Teotihuacán, se dirige hacia el este, pasando por Otumba, para después dirigirse con dirección noroeste hacia Tulancingo, ruta que en vez de bordear la Sierra de Mal País, se ve conectada con una segunda que se dirige (o proviene) hacia los Llanos de Apan y después cruzando Apizaco, llega a la región de Huamantla, en donde a su vez se bifurca para continuar, por un lado, rumbo al Golfo Central, y, por el otro, hacia el este y Cholula, continuando enseguida hacia el sur, con rumbo a Oaxaca.

Lo anterior, no generó decaimiento o aislamiento de los agrupamientos poblacionales de Los Cerritos de Calpulalpan y de Los Cerritos de San Nicolás, pues éstos son conectados con Teotihuacán por la zona norte, y por supuesto lo mismo sucedió con las ciudades localizadas al oriente del Cerro Chulco.

De los 145 asentamientos teotihuacanos de Tlaxcala, 44 correspondieron a la región de Calpulalpan y el resto al norte central y al corredor comercial que va de Apizaco a Huamantla. En el caso de los 44 asentamientos, éstos se encuentran distribuidos en tres grandes agrupamientos: el de Tecoaque, los Cerritos de Calpulalpan, hacia las faldas bajas del noroeste de Tláloc; los localizados en las laderas del Cerro Chulco, controladas también por dos ciudades, y los que están en las laderas y base del Cerro de San Nicolás. Es probable que el actual territorio de Nanacamilpa contara con una o más aldeas, pertenecientes al agrupamiento de Tlacoaque-los Cerritos de Calpulalpan.

El esplendor de los asentamientos del norte central y del corredor comercial teotihuacano de Tlaxcala, empieza a declinar cuando Teotihuacán sufre invasiones y los propios asentamientos de estas dos regiones adquieren una autonomía respecto a Teotihuacán, interrumpiendo el libre comercio, o bien, realizándolo en su propio beneficio. La llegada de nuevos grupos a Tlaxcala que se ligan con los asentamientos más antiguos, va a generar un renacimiento cultural de la fase conocida como Texcalac.

Los grupos pertenecientes a esta cultura, cierran el corredor teotihuacano, unificando en uno solo el territorio Texcalac, mientras que en el norte central aparecen nuevos grupos que toman el dominio de la región.

Sólo los agrupamientos humanos de la región de Calpulalpan, siguen vinculados al desarrollo cultural del Valle de México. Del año 650 al 900 d.n.e., continuarán en la fase que se conoce como Teotihuacán IV- Coyotlatelco. Del 900 al 1200, la fase Amantla.

Hacia el Siglo XIII, la región de Calpulalpan recibió una oleada migratoria de chichimecas de la rama Acolhuaca, quienes se instalan también en el Valle de México, teniendo como cabecera de su señorío hacia 1450 la rica y brillante ciudad de Texcoco. Dentro de esta corriente migratoria, los teochichimecas (tlaxcaltecas), pasan por Nanacamilpa, después de haber estado en Soltepec y Mazapa, con rumbo a Tepeticpac.

Como ya hemos señalado, Calpulalpan y por ende Nanacamilpa, quedan incorporadas al señorío de Texcoco. Entre 1405 y 1418, gobernó este señorío Ixtlixóchitl, sexto mandatario de los chichimecas, quien había logrado ampliar el control de su señorío con varios pueblos vecinos, lo que no agradó al señorío de Atzcapotzalco, gobernado por Tezozomoc. Este personaje, por ser nieto de Xolótl, se sentía con derechos de gobernar también el señorío de Texcoco al frente del cual se encontraba Ixtlixóchitl. Ambos señoríos se enfrentan en una guerra, en la cual es vencido el señorío de Texcoco.

Ixtlixóchitl huye con su familia rumbo a Otumba, donde sus parientes le niegan ayuda, por lo que pasa la noche en una barranca con dos capitanes y su hijo de 16 años llamado Netzahualcóyotl. El 24 de septiembre de 1418, asido a la copa de un capulín, ve a su padre enfrentar en un combate a sus enemigos, quienes le dan muerte. Netzahualcóyotl atraviesa por el territorio de Calpulalpan hasta llegar a Tepeticpac, donde gobernaba un tío, quien lo inscribe en el Calmecac de Ocoteculco, institución cultural donde recibe una esmerada educación.

Netzahualcóyotl estaba emparentado con Izcóatl, señor de Tenochtitlán, pues su madre era hermana de tal personaje, quien logra que Tezozomoc le permita regresar a Texcoco. El 24 de marzo de 1427, muere Tezozomoc y su heredero Maxtla inicia la persecución de Netzahualcóyotl, quien toma la decisión de enfrentar a sus enemigos recorriendo los pueblos del antiguo señorío de su padre donde encontró apoyo a sus pretensiones, además de recibir ayuda de sus parientes tlaxcaltecas.

Los mensajeros de Netzahualcóyotl se introdujeron en los montes de Nanacamilpa, mientras Netzahualcóyotl esperaba en la cima del Cerro de las Palomas. Un ejército de texcocanos leales y tlaxcaltecas enfrentan a los tepanecas en Texcoco, recuperando las cabeceras del señorío para Netzahualcóyotl, quien es jurado señor de Texcoco a los 29 años de edad. A Netzahualcóyotl le sucedió en el señorío de Texcoco su hijo Netzahualpilli, quien gobernó hasta 1515.

LA COLONIA

El desarrollo de la gran propiedad en detrimento de las comunidades campesinas, comienza durante los años inmediatos a la conquista de Tenochtitlán, cuando Cortés reparte las tierras a los nobles, los guerreros y los templos indígenas a los conquistadores que lo acompañaron en su campaña, mediante el sistema de encomiendas. El señorío de Texcoco, no fue la excepción.

Para escapar a los trabajos forzados a los que eran sometidos en las encomiendas, muchos indígenas optaron por refugiarse en la Sierra de los Volcanes. Por esta causa y por las epidemias que trajeron los españoles, la población indígena disminuyó considerablemente.

Por otra parte, Fray Pedro de Gante y los franciscanos llegaron a Calpulalpan a principios del siglo XVI, para convertir a la población indígena al cristianismo. Los franciscanos se convirtieron en defensores de las comunidades indígenas, reagrupando a la población que se había dispersado alrededor del Convento de San Antonio y de los barrios de Cuala, Cuaquilpan, Sultepec, Actipan, San Rodrigo y San Francisco. Por intervención de los franciscanos, los indígenas de Calpulalpan recibieron del virrey Antonio de Mendoza una merced que consistía en dos estancias de ganado menor.

El Convento de San Antonio, debió ampliar la función de cabecera de doctrina, y es probable que ya para esa época, varios asentamientos indígenas, entre ellos Nanacamilpa, se convertiría en una iglesia de visita.

Desafortunadamente los franciscanos del Convento de San Antonio Calpulalpan, se fueron apoderando de tierras mediante su compra a cambio de servicios como bautismos, bodas, diezmos apoderándose de las tierras otorgadas como merced a las comunidades indígenas. Así, fueron surgiendo las capellanías de Guadalupe, San Miguel Coecillos, Ventilla, San Diego y, probablemente, una parte de Amantla.

En 1542, Cristóbal de Benítez, adquiere la hacienda de San Nicolás el Grande; en 1564, Juan de Villarreal, establece la hacienda de Zoquiapan; en 1575, Antonio de Guadalajara, funda la hacienda de Tlaltzalan; Antonio Delgadillo, se apodera de la hacienda de La Calera; en 1581, Juan de Villeríos, aparece como el dueño de la hacienda de Nanacamilpa y, en 1593, Juan de Guzmán es propietario de la hacienda de San Bartolomé del Monte. Por esos años, también se establecen las haciendas de San Cristóbal Zacacalco y Mazapa.

La economía de subsistencia de las comunidades indígenas, basada en la producción de maíz, frijol, chile y maguey, tiene que convivir con la moderna producción de cereales y la explotación de ganado importado de Europa. Este último, invade los cultivos indígenas de autosuficiencia, generando tensiones a lo largo de la vida colonial.

Con las reformas borbónicas de Carlos III, Nanacamilpa, como parte del tenentazgo y después del Partido de Texcoco, formó parte de la intendencia de México.

LA INDEPENDENCIA

La presencia de Mariano Aldama en Calpulalpan atrajo a muchos rancheros mestizos e indígenas, entre ellos, los de Nanacamilpa, quienes participaron en las acciones que emprendió el caudillo insurgente en el territorio que iba de Calpulalpan hasta Zacatlán.

A la desaparición del líder insurgente, tomaron la estafeta en la región don Francisco Osorno, los Villagrán y el coronel Miguel Serrano, caudillos que fueron atraídos por don Nicolás Bravo, respondiendo al llamado del general don Vicente Guerrero, en 1821, para integrar el Ejército Trigarante, después de la firma del Plan de Iguala.

Ese mismo año, ya consumada la Independencia de México, el Ayuntamiento de Calpulalpan se dirige al de la ciudad de México, para comunicarle que en reunión de Cabildo se acordó externar la opinión de que la antigua Tenochtitlán fuese la capital del estado de México. Opinión que no prosperó al designarse la ciudad de Toluca, bastante alejada de Calpulalpan y de Nanacamilpa.

La Independencia no trajo cambios sustanciales en la vida de los lugareños de Nanacamilpa. En general, esta hacienda, como las de Sanctórum, Calpulalpan y Españita, dedicaron sus esfuerzos al cultivo del maguey como la producción agrícola más importante.

LA REFORMA

El 1 de marzo de 1854, el coronel Florencio Villarreal proclamó el Plan de Ayutla, adicionado diez días después en Acapulco, por medio del cual se invitaba a derrocar al Presidente Antonio López de Santa Anna y al régimen centralista que representaba, para regresar al sistema federal. El movimiento estaba acaudillado por el general Juan Alvarez y don Ignacio Comonfort.

Santa Anna se había ganado la animadversión de los conservadores que pronto se dieron cuenta de que la población repudiaba al traidor, por la pérdida de más de la mitad del territorio nacional y que la efervescencia popular podía poner en peligro sus intereses; los liberales moderados consideraban ilegal a su régimen y los radicales, porque su régimen había atentado contra las libertades civiles, políticas y por sus pretensiones monárquicas.

Santa Anna intentó sofocar la rebelión, pero se dio cuenta que la correlación de fuerzas le era adversa, por lo que desaparece del escenario nacional el 9 de agosto de 1865, saliendo rumbo al extranjero por el puerto de Veracruz.

La salida de Santa Anna no se conoció en Tlaxcala, sino hasta el 15 de agosto de ese mismo año, por medio del correo ordinario, y en sesión solemne de las autoridades, vecinos y guarnición, se acordó secundar el Plan de Ayutla. En los días siguientes, ocurrieron algunos disturbios que no llegaron a mayores. La población designó al licenciado Guillermo Valle, jefe de la Revolución de Ayutla en Tlaxcala.

Don Guillermo Valle, acompañado del licenciado Miguel Lira y Ortega, visita la hacienda de Chimilpa en enero de 1856, y aprovecha el viaje para dar a conocer a los ciudadanos de Calpulalpan los alcances de la Revolución de Ayutla.

Después de ocupar de manera interina la Presidencia de la República, don Juan Alvarez convocó a un Congreso que redactó la Constitución de 1857, además de convocar a elecciones en las que resultó electo don Ignacio de Comonfort, quien tomó posesión el 1 de diciembre de 1857. Apenas llevaba 17 días en el poder, cuando el general Félix Zuloaga proclamó el Plan de Tacubaya, documento que se proponía la abolición de la Constitución de 1857, recién promulgada. El moderado Ignacio Comonfort, se alió con los conservadores, dando un golpe de Estado. Avergonzado y arrepentido de su conducta, se exilia voluntariamente hacia los Estados Unidos, el 7 de febrero de 1858.

Por ministerio de ley, asume la Presidencia de la República don Benito Juárez, quien traslada la sede de su gobierno a Guanajuato, quedando la capital de la República en manos de los conservadores. De esta manera, se inicia la Guerra de Reforma.

Para la región de Calpulalpan, éstos serían años difíciles porque los enfrentamientos entre conservadores y liberales, además de los bandoleros que infestaron la región, mantenían en la zozobra a las poblaciones, haciendas y ranchos, sin que la lejana capital del estado de México, se ocupara de la seguridad de los pobladores. Observando el sufrimiento de los pobladores, el general liberal don Antonio Carvajal, incursionó en la región dando seguridad a los habitantes de la municipalidad de Calpulalpan, quienes mostraron simpatía y adhesión a la causa liberal.

En 1860, el Presidente Benito Juárez designa al coronel José de la Luz Moreno, jefe de las Fuerzas Armadas en el Estado de Tlaxcala, dándole instrucciones para que de su jurisdicción considerara la municipalidad de Calpulalpan, a fin de que otorgara las garantías pertinentes a la población. Como los vecinos de Calpulalpan comprendieron que la medida se proponía dar tranquilidad, no presentan objeciones.

En agosto de 1860, las fuerzas conservadoras se apoderan de la cabecera del municipio, pero son desalojados rápidamente por las fuerzas liberales al mando del general Antonio Carvajal. Este atraviesa Nanacamilpa y por sorpresa también toma la cabecera de Texmelucan.

Al concluir la Guerra de Reforma, en septiembre de 1861, la municipalidad de Calpulalpan volvió a depender del estado de México. En diciembre de ese año, los pueblos, haciendas y ranchos de Calpulalpan conocen el manifiesto del Presidente Benito Juárez, sobre la intervención extranjera. Sanctórum, Nanacamilpa, Calpulalpan, etc., acuden al llamado del Benemérito con hombres, forrajes y elementos de guerra.

Para 1863, los intervencionistas franceses ya habían invadido los estados de Veracruz, Puebla, Tlaxcala y México. A moción del general en jefe del Ejército de Oriente, ordenó el Presidente Benito Juárez que se agregara la municipalidad de Calpulalpan a Tlaxcala.

La arenga del gobernador de Tlaxcala, don J. Manuel Saldaña, que dirigió a los calpulalpenses, llamándolos a prestar sus servicios por la causa de la libertad, fue bien acogida por la población. Hombres de Sanctórum, de Nanacamilpa, Calpulalpan, Cuala, Mazapa y de las haciendas, se incorporaron a la Guardia Nacional, dentro de los Batallones Ligeros y Brigadas Tlaxcaltecas; contribuyeron además con cereales, forrajes y dinero en efectivo para mantener el Ejército de Oriente.

Soldados republicanos originarios de Nanacamilpa y de las demás poblaciones de Calpulalpan y Tlaxcala, estuvieron en la toma de Puebla el 9 de marzo de 1862. El 8 de mayo en la hacienda de San Lorenzo, cercana a Calpulalpan, hacen huir rumbo a Texcoco al jefe de la brigada tlaxcalteca Antonio Rodríguez Bocardo.

Una vez concluida la intervención francesa y fusilado Maximiliano de Habsburgo, Calpulalpan siguió unida a Tlaxcala, sin que hubiera reclamación alguna. El gobernador Miguel Lira y Ortega, integra a Calpulalpan los municipios de Españita y Hueyotlipan, formando en su conjunto el distrito de Ocampo, con cabecera en Calpulalpan. Simultáneamente, convoca al segundo Constituyente de Tlaxcala y este distrito envía su diputado al Congreso Local. A la convocatoria para el Congreso de la Unión, Lira y Ortega integra los distritos de Ocampo y Morelos, con cabecera en Calpulalpan, teniendo esta demarcación su diputado federal.

Hasta el 20 de abril de 1868, la Secretaría de Gobernación convocó a los gobernadores de Tlaxcala y Puebla y al H. Ayuntamiento de Calpulalpan, a fin de dar a conocer el acuerdo de la dependencia federal por medio del cual les comunicaba que habiendo terminado el Estado de Guerra, la municipalidad de Calpulalpan regresaba a formar parte del estado de México.

Lira y Ortega se dirigió a don Sebastián Lerdo de Tejada, Secretario de Gobernación, indicándole que Tlaxcala estaba imposibilitada de cumplir el acuerdo, porque habiendo admitido el Congreso Federal a un diputado por el tercer distrito con cabecera en Calpulalpan, autorizó de hecho la división territorial de Tlaxcala, y que el Ejecutivo Federal no estaba facultado para modificar la división territorial sancionada por el Legislativo.

Como los argumentos de Lira y Ortega eran irrevocables, el Presidente Benito Juárez comunicó a los gobernadores de los estados de México y Tlaxcala, que quedaba sin efecto el acuerdo de la Secretaría de Gobernación, sometiendo el asunto a la consideración del Congreso Federal.

Afortunadamente no fue necesaria la intervención del Congreso Federal, porque las legislaturas de ambos estados facultaron a sus gobernadores para que solucionaran la controversia. Ambas autoridades firmaron un convenio por medio del cual el estado de México cedía el municipio de Calpulalpan a Tlaxcala con fecha 31 de diciembre de 1870. El Congreso Federal dio su aprobación a este convenio el 16 de octubre de 1874.

El Congreso de Tlaxcala decretó como día de fiesta el 16 de octubre de todos los años por haberse unido Calpulalpan a Tlaxcala.

La hacienda de Nanacamilpa, como parte de la municipalidad de Calpulalpan, empezó a experimentar un mayor desarrollo, sobre todo porque viejos proyectos fueron continuados por los gobiernos federal y estatal.

La hacienda de Nanacamilpa, conjuntamente con la de San Bartolomé del Monte, San Nicolás el Grande e Ixtafiayuca, fueron las más beneficiadas con la inauguración del Ferrocarril Interoceánico, a fines del siglo pasado, que unía los puertos de Veracruz y la ciudad de México. La reactivación comercial de la región de Calpulalpan se centró sobre todo en los embarques de pulque a la ciudad de México, donde era muy demandado por su alta calidad.

La hacienda de Nanacamilpa de inmediato solicitó el tendido de un ramal del ferrocarril citado, al casco de la hacienda para movilizar con mayor rapidez la producción pulquera de la misma, amén de que muchos nanacamilpeños estuvieran en condiciones de viajar fácilmente a Puebla, San Martín y la ciudad de México.

Conjuntamente con el ferrocarril, llegó el telégrafo, y la hacienda tendió una línea troncal hacia la ferroviaria. Este medio de comunicación facilitó las transacciones comerciales con los simples mensajes que se manejaban de terminal a terminal, mediante el aparato de simples pulsaciones cortas y largas.

Pero no sólo el comercio prosperó, sino también los servicios públicos como el agua potable, que fue conducida de los manantiales de Atzompa a Calpulalpan, entre 1867 y 1875. Nanacamilpa y otras haciendas y ranchos, aprovecharon el acueducto y la red de distribución para extenderlos hacia los cascos de sus haciendas y los caseríos a su alrededor.

El poco volumen del vital líquido fue motivo de controversias entre las haciendas y la cabecera, sobre todo cuando los primeros cerraban las compuertas derivadoras, evitando que llegara el agua a Calpulalpan, o bien, disminuyendo el volumen de la misma. En el ámbito nacional, a la muerte del Presidente Benito Juárez, surgen fisuras dentro del grupo liberal, dándose varias fricciones entre los subgrupos que seguían a don Sebastián Lerdo de Tejada y los de Porfirio Díaz. El primero, llega a la Presidencia de la República, pero al intentar la reelección, Porfirio Díaz se rebela con el Plan de Tuxtepec, teniendo como postulado “La No Reelección”, en octubre de 1876.

Las fuerzas lerdistas y porfiristas se enfrentan en la célebre batalla de la hacienda de Tecoac, el 16 de noviembre de ese año. En el momento más crítico, los porfiristas sentían perdida la batalla, pero vino en su auxilio el general Tolentino, quien traicionando a Lerdo se incorpora a las fuerzas porfiristas inclinando el fiel de la balanza. La batalla concluyó con más de 3 000 muertos en unas cuantas horas. En esta batalla se distinguió un viejo soldado de la Guerra de Intervención Francesa, que iba a cubrir un largo tramo de la historia de Tlaxcala: don Próspero Cahuantzi.

LA REVOLUCIÓN MEXICANA

Los habitantes de Nanacamilpa vieron a cierta distancia la caída del general Porfirio Díaz y del coronel Próspero Cahuantzi; el ascenso de don Francisco I. Madero y del obrero Antonio Hidalgo, a la Presidencia de la República y al gobierno del estado, respectivamente. Pero también, vieron cómo los titubeos de don Francisco I. Madero permitían la organización de la contrarrevolución, que en el caso de Tlaxcala se formó a través de la Liga de Agricultores, en la que militaban los más prominentes hacendados de Calpulalpan y de Tlaxcala.

Los campesinos de la región, insatisfechos porque no se profundizaba en la restitución de tierras a los pueblos, se rebelaron contra el régimen de don Francisco I. Madero, apoyando el Plan de Ayala, proclamado por Emiliano Zapata.

El 12 de noviembre de 1912, la estación del ferrocarril en Nanacamilpa fue saqueada por fuerzas zapatistas, que más tarde se dirigieron a San Martín Texmelucan. El 24 de ese mismo mes, otro grupo de zapatistas detuvo un tren de pasajeros que se dirigía a Puebla, mediante la obstrucción de piedras y palos en la vía del mismo.

El jefe de la estación de Nanacamilpa, dio aviso a la ciudad de Puebla, vía telegráfica y de ésta salieron cien soldados del Batallón Zaragoza, quienes al llegar a la estación de Nanacamilpa, no encontraron a los zapatistas, quienes prudentemente se retiraron al Cerro El Mirador. Desde ahí, se dirigieron a atacar el rancho “El Quebrado”, pero fueron derrotados por el 6o. Cuerpo de Rurales.

Los caminos existentes en Calpulalpan, Nanacamilpa, Atotonilco y San Martín Texmelucan, se tornaron inseguros por la presencia permanente de zapatistas, por lo que las fuerzas gubernamentales decidieron destacar algunas de ellas a la región, convirtiendo a Nanacamilpa, en diciembre de 1912, en el cuartel de las mismas.

Para los habitantes de Nanacamilpa, el cuerpo de rurales destacado en la población no fue nada agradable por las borracheras y escándalos que armaban continuamente. En enero de ese año, fue muerto un rural y herido otro en una riña.

Los desmanes fueron conocidos en Tlaxcala y en la ciudad de México, lo que incomodó al capitán del 10o. Batallón, Bardomiano de la Vega, quien solicitó firmas a los vecinos de Nanacamilpa, certificando la buena conducta de sus subordinados. Los nanacamilpeños, firmaron para evitarse represalias.

El 18 de junio de 1913, los vecinos de Nanacamilpa fueron avisados que una partida de 200 zapatistas estaban a punto de llegar a la estación del Ferrocarril Interoceánico, por lo que ante la inminencia del ataque muchas familias decidieron refugiarse en Calpulalpan. Pero no se libraron de los sustos, pues los zapatistas atacaron la estación de Nanacamilpa, para distraer a las fuerzas gubernamentales y el día 20 de ese mes, atacaron Calpulalpan. Mientras ese mismo día llegaban a Nanacamilpa fuerzas gubernamentales encabezadas por el mayor Rafael Cuéllar, para perseguir a los zapatistas y éstos, por su parte, siguieron expropiando bienes en el rancho de Luis Blanco y hacienda de Mal País.

A mediados de enero de 1914, los zapatistas intentaron volar un tren que se dirigía de Puebla a México, en el tramo Mazapa-Nanacamilpa, levantando la vía del ferrocarril a la entrada del túnel y colocando dos explosivos para destruirle al momento de pasar. Afortunadamente, ante las señales de peligro, el maquinista retrocedió velozmente hacia la estación anterior, ante una lluvia de balas.

El 10 de abril de 1914, a las cinco de la tarde, los zapatistas intentaron tomar Nanacamilpa, pero los colonos que observaron a muchos hombres descendiendo por los caminos de Malolahua y del Cerro de San Gregorio, prepararon la defensa de la población desde las azoteas de sus casas. Al llegar los zapatistas, los lugareños hicieron la defensa de la plaza, rechazando el ataque, retirándose los zapatistas sin lograr su objetivo.

El pueblo de Nanacamilpa tuvo que lamentar la muerte de Ignacio Aguilar y Vicente Hernández, en la defensa de Nanacamilpa. En esa época, la mayor extensión de la hacienda de Nanacamilpa pertenecía a la familia de Los Hoyo, pero también habían pequeños predios que pertenecían a muchos campesinos que vivían dentro y fuera del casco de la hacienda.

Nuevamente, Nanacamilpa fue atacada el 30 de julio, pero los agresores fueron derrotados por el destacamento de voluntarios bajo el mando del teniente Blas García. Varios de los atacantes fueron apresados.

La usurpación huertista y la muerte de don Francisco I. Madero, habían causado honda impresión en todo el país, y de manera particular en Tlaxcala, donde varios revolucionarios operaban en contra del ejército de Victoriano Huerta. La unificación de estos contingentes tuvo lugar el 13 de agosto de 1914, en San Damián Texóloc, donde se reunieron los jefes revolucionarios, acordando integrar el Ejército Constitucionalista Tlaxcalteca. La unidad fue firmada por Máximo Rojas, Porfirio Bonilla, Miguel Mácuitl, Antonio Delgado y Domingo Arenas.

El 21 de agosto, el Ejército Constitucionalista entraba a la ciudad de Tlaxcala. La usurpación había sido derrotada. Sin embargo, no llegaría la paz a la República, pues después de la Convención de Aguascalientes, los revolucionarios se dividirían y darían lugar a la lucha de facciones.

Ya unificados los revolucionarios de Tlaxcala, el general Domingo Arenas se instaló en Nanacamilpa, para dar posesión de las tierras a los campesinos del lugar y de los ranchos circunvecinos. Debió tomarle cariño al lugar, porque construyó el camino que comunica a la población con la estación del ferrocarril, mediante el ancestral trabajo comunitario. Asimismo, reorganizó la población, trazando algunas calles conforme al viejo plano de las haciendas, además de una plaza de buenas dimensiones, e instaló los portales de la Calle Juárez, mediante los caminos que desmanteló de la hacienda de Guadalupe.

Por otra parte, Domingo Arenas, aunque no había estado presente, se mantuvo informado de la restitución del rancho de Coecillos a los habitantes de Calpulalpan.

Después de la Convención de Aguascalientes, se instauró en el país y en Tlaxcala la lucha de facciones que también alcanzó a Nanacamilpa, como escenario de la misma. El 13 de octubre de 1919, el capitán Trinidad P. Telpalo, quien guarnecía con sus tropas en Nanacamilpa se rebeló, saqueando los comercios de la misma, matando al señor Manuel E. Islas, principal comerciante del lugar.

Durante 1915, Trinidad P. Telpalo, se mantuvo incursionando varias veces por Nanacamilpa y lugares circunvecinos. El 5 de abril de 1916, estando las tropas de Domingo Arenas y de Trinidad P. Telpalo en la hacienda de Mazapa, fueron atacados por los carrancistas con fuego de artillería, por lo que tuvieron que huir a Nanacamilpa y de aquí siguieron con otro rumbo. En febrero de 1917, se promulgó la nueva Constitución de la República, y el 17 de abril de ese año fuerzas carrancistas llegan a Nanacamilpa y apresan a Trinidad P. Telpalo y a su hermano Tomás, fusilándolos. Para 1920, cuando los conflictos habían desaparecido, se repartieron las tierras de la hacienda de Nanacamilpa.

ÉPOCA CONTEMPORÁNEA

En este municipio después de la Revolución Mexicana siguió luchando por la repartición de tierras. En la época actual el sector agropecuario ocupa a la mayor parte de la población económicamente activa. Sin embargo, se ha desarrollado la actividad industrial y el comercio.

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